La muerte en casa, el destino de la mayoría de los pacientes con cáncer en México
¿Será alarmante que 6 de cada 10 fallecimientos por cáncer, ocurran en este lugar?
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en el año 2022, de las 89,574 personas que perdieron la vida debido a tumores malignos, el 60.2% falleció en su propio hogar.
Ante esta cifra que pudiera parecer alarmante, ya que estamos hablando que más de la mitad de estas defunciones ocurren en casa, es importante tomar en cuenta que el lugar de fallecimiento de un paciente con cáncer puede estar influenciado por varios factores, incluido el acceso a la atención médica, la preferencia del paciente y su familia, así como el tipo y la etapa del cáncer.
Sin embargo, aquí nos surge una pregunta sobre estos números que ponen de relieve una realidad a analizar: La atención médica en México, en lo que respecta al cáncer, ¿qué tan cerca o lejos está de ser óptima?
Los servicios de salud pública atendieron a menos de una cuarta parte de los casos registrados. Solo el 16.4 % de las defunciones por cáncer se produjeron en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el 7.0% en la Secretaría de Salud y el 3.4% en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE). Apenas un 5.0% de las muertes ocurrieron en unidades médicas privadas.
Las disparidades en la atención médica y la distribución de recursos también son evidentes a nivel regional. En 2022, ciertas entidades federativas, como Ciudad de México, Sonora, Veracruz, Colima, Morelos y Chihuahua tuvieron las tasas más altas de defunción por tumores malignos en el país. Esta desigualdad territorial refleja diferencias en el acceso a la atención médica y puede estar relacionada con factores socioeconómicos y culturales.
Morir en casa puede brindar comodidad, intimidad y la posibilidad de estar rodeado de seres queridos, pero también puede presentar desafíos, como la falta de apoyo profesional y el acceso limitado a tratamientos.
Y es que, de acuerdo con un estudio canadiense publicado por la Revista Internacional de Investigación Ambiental y Salud Pública, morir en casa también representa recibir una serie de beneficios por continuar el tratamiento paliativo, como:
- La preferencia del paciente por recibir visitas de médicos y trabajadores de apoyo personal en el hogar.
- El equilibrio de la carga (en todos los aspectos) sobre el cuidador hacia el paciente.
Dichos hallazgos, sugieren que, si el hogar es el lugar que eligen los pacientes con cáncer para pasar sus últimos momentos, las autoridades de salud deben y tienen el potencial y la necesidad de desarrollar políticas que faciliten la comodidad del paciente, considerando a un factor determinante: quién es el cuidador o cuidadora de ellos. Lo que se puede traducir en que la carga del cuidador podría reducir la probabilidad de que los pacientes prefieran una muerte en el hogar.
Por otro lado, el fallecimiento en una institución médica puede ofrecer atención especializada y alivio del dolor, pero también puede implicar la pérdida de autonomía y la exposición a procedimientos invasivos. Cada situación tiene sus ventajas y desventajas, y es importante respetar la voluntad del paciente y brindar el apoyo necesario tanto a él como a su familia.
En última instancia, lo más importante es asegurar que los pacientes con cáncer reciban la atención y el cuidado adecuados, independientemente de dónde elijan pasar sus últimos momentos.
Esto requiere un enfoque integral que aborde no solo las necesidades médicas del paciente, sino también sus preocupaciones emocionales, sociales y espirituales. Además, es crucial trabajar hacia una mayor equidad en el acceso a la atención médica en todo el país, para que ningún paciente se vea obligado a enfrentar el cáncer sin el apoyo adecuado.