En México, las cifras recopiladas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) revelan una perspectiva sombría: en 2022, un total de 88,538 personas perdieron la vida debido a tumores malignos. Sin embargo, lo que las estadísticas también manifiestan es cómo esta enfermedad impacta profundamente a las mujeres, las relaciones de pareja y la dinámica familiar. Un rol para la mujer que puede jugar como paciente, y en el que puede llegar a estar sola, u, otro, en el que mayormente se convierte en cuidadora.
Y es que, como pacientes valientes o cuidadoras dedicadas, enfrentan la enfermedad con coraje y determinación, pero a menudo se encuentran atrapadas en una lucha solitaria contra las estadísticas abrumadoras que las dejan desamparadas y olvidadas.
El cáncer, una enfermedad que no distingue género ni edad, sigue siendo una de las principales causas de muerte en todo el mundo. Las cifras son implacables y desmenuzan una realidad desgarradora: las mujeres enfrentan una batalla desigual contra esta enfermedad. Con demasiada frecuencia, se ven forzadas a enfrentar el cáncer en solitario, sin el apoyo emocional ni los recursos necesarios para sobrellevar la carga.
La vida en pareja, con sus altibajos y desafíos, se enfrenta a una prueba aún más grande cuando una enfermedad tan devastadora como el cáncer entra en juego. Pero ¿quién se puede ver más afectado? La pérdida de un ser querido, especialmente por una enfermedad como ésta, plantea preguntas difíciles sobre el amor, el compromiso y la resistencia de las relaciones matrimoniales.
¿Es el cáncer un factor que une o separa a las parejas? ¿quién es más fuerte para sobrellevar la enfermedad, tanto como paciente o como cuidador?
El análisis de los datos del INEGI revela diferencias significativas según el sexo de la persona fallecida. Información que deja en claro una disparidad abrumadora. Por ejemplo, de las mujeres que perdieron la vida debido al cáncer, un 36.7% estaban casadas, mientras que para los hombres esta cifra aumenta considerablemente, llegando al 54.7%. Además, se observa que las mujeres tienen más probabilidades de enviudar por causa del cáncer que los hombres, pero también, un pronóstico no tan alentador de ser abandonadas al presentar este padecimiento.
La enfermedad y el estrés que conlleva pueden poner a prueba incluso las relaciones más sólidas.
Un estudio titulado "Disparidad de género en la tasa de abandono de pareja en pacientes con enfermedades médicas graves” proporciona una mirada más detallada sobre cómo las enfermedades graves, como el cáncer, pueden afectar las relaciones de pareja, especialmente en términos de género.
El estudio encontró que existe un aumento dramático en el riesgo de divorcio o separación después del diagnóstico cuando la mujer era la afectada, con un aumento de más de seis veces en comparación con el hombre afectado (20.8% frente a 2.9%).
Además, la duración del matrimonio en el momento de la enfermedad también se correlacionó con la separación, particularmente entre los pacientes con tumores cerebrales.
Estos hallazgos subrayan la importancia de comprender cómo el cáncer y otras enfermedades graves pueden influir de manera desproporcionada en las relaciones de pareja, especialmente en el contexto de género.
La conclusión principal del estudio fue clara: el género femenino es un fuerte predictor de abandono de pareja en pacientes con enfermedades médicas graves.
En el contexto del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, es fundamental reflexionar sobre estas estadísticas y cómo viven el cáncer las mujeres mexicanas.
Tanto las cifras del INEGI como las del estudio previamente mencionado invitan a cuestionar el impacto de las enfermedades en la institución del matrimonio y el tejido social. Con un desequilibrio en la balanza y una afectación clara hacia la mujer.
Los hallazgos destacan la necesidad de abordar las desigualdades de género en el contexto de la salud y el cuidado, especialmente en situaciones de enfermedades graves como el cáncer.
Estos datos nos muestran la importancia de reconocer y abordar las complejas interacciones entre la enfermedad, el género y las relaciones de pareja en el contexto del cáncer y otras enfermedades graves.
Es solo a través del diálogo abierto y la acción colectiva que podremos avanzar hacia un futuro más equitativo y compasivo para todas las personas afectadas por el cáncer. Sobre todo, para la mujer.
Y tú, ¿qué opinas? ¿Qué otras preguntas te surgen? Hagamos Duppla, y sigamos trabajando para que NADIE SE PIERDA FRENTE AL CÁNCER.